Su origen se remonta a inicios del siglo XVI cuando los españoles llevaron ejemplares de caballos de Pura Raza Española, Berberiscos y Jaca Española al continente americano.
Una vez allí se realizaron diversos cruces entre estas razas y se propició una evolución de esta mezcla adaptándose a las características geográficas y climáticas de la región.
El resultado fue una raza que recuerda a los ejemplares de Pura Raza Española, más pequeños de altura y con cabeza más pequeña en relación con el cuerpo de lo que fija la P.R.E.
Hoy en día quedan pocos ejemplares puros de esta raza de caballo debido a la mezcla con los caballos de paso fino colombianos por razones de renovación de sangre.
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